Los aceites esenciales son compuestos volátiles y altamente concentrados que se extraen de plantas, flores, hojas, tallos, raíces, corteza y otras partes de las plantas. Estos aceites contienen los componentes químicos aromáticos de la planta de la que se obtienen y, por lo tanto, poseen el aroma característico de esa planta. Se utilizan en una amplia variedad de aplicaciones, como aromaterapia, cuidado de la piel, masajes, cuidado capilar, perfumería y con fines terapéuticos.
Los aceites esenciales se obtienen a través de métodos de extracción que incluyen:
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Destilación al vapor: Este es el método más común para extraer aceites esenciales. Se utiliza calor y vapor de agua para liberar los aceites de las plantas y luego se condensan en un líquido.
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Prensado en frío: Este método se utiliza principalmente para obtener aceites esenciales de cítricos, como el aceite de limón y el aceite de naranja. Las cáscaras de las frutas se presionan para liberar los aceites.
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Extracción con disolventes: En este proceso, se utilizan disolventes químicos para extraer los aceites esenciales. Luego, se eliminan los disolventes para obtener el aceite esencial.
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Extracción con CO2 supercrítico: En este método, el dióxido de carbono se utiliza como disolvente en condiciones supercríticas para extraer los aceites esenciales de las plantas. Este método es más costoso pero permite obtener aceites de alta calidad.
Son valorados por sus propiedades aromáticas, terapéuticas y medicinales. Tienen efectos beneficiosos para la salud física y emocional cuando se utilizan adecuadamente, aunque es importante usarlos con precaución y siguiendo las recomendaciones de un profesional de la salud o un experto en aromaterapia, ya que pueden ser potentes y, en algunos casos, causar reacciones adversas si se utilizan incorrectamente..
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